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Microbiología Médica de Sherris & Ryan, 8ª Edición. Capítulo 42: Hongos, conceptos básicos

Hongos, conceptos básicos

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Resumen

1. Introducción al Reino Fungi y su Relevancia Clínica

El reino Fungi agrupa a un conjunto vasto y diverso de organismos, desde levaduras microscópicas hasta hongos macroscópicos. La mayoría de estas especies son de vida libre y desempeñan un papel ecológico fundamental como descomponedores en los ciclos energéticos de la naturaleza. A pesar de que se han descrito más de 90,000 especies de hongos, menos de 200 se consideran patógenas para el ser humano. Sin embargo, su relevancia clínica ha aumentado drásticamente en las últimas décadas. Las infecciones fúngicas, denominadas micosis, son cada vez más frecuentes, constituyendo una amenaza significativa sobre todo para los pacientes con sistemas inmunitarios comprometidos.

A diferencia de las enfermedades agudas causadas por muchas bacterias y virus, las micosis se caracterizan por presentar un curso clínico subagudo o crónico. Estas infecciones tienden a manifestarse de forma insidiosa y a menudo presentan recaídas a lo largo del tiempo, lo que plantea desafíos diagnósticos y terapéuticos específicos.

Para comprender a fondo la biología de estos patógenos y los mecanismos de las enfermedades que provocan, es indispensable examinar primero la arquitectura única de la célula fúngica, que la distingue tanto de las bacterias como de las células humanas.

2. La Estructura Celular Fúngica: Un Modelo Eucariota Distintivo

La comprensión de la estructura celular de los hongos es un pilar estratégico en la micología médica. Al ser organismos eucariotas, comparten una mayor complejidad biológica con las células humanas en comparación con las bacterias. No obstante, poseen características estructurales únicas que no solo son cruciales para su identificación en el laboratorio, sino que también constituyen los principales blancos para el desarrollo de terapias antifúngicas selectivas.

Las células fúngicas presentan los orgánulos característicos de un eucariota, incluyendo un núcleo bien definido con nucleolo y membrana nuclear, cromosomas lineales, mitocondrias, retículo endoplasmático y aparato de Golgi. Su citoplasma contiene además un citoesqueleto con microfilamentos de actina y microtúbulos, así como ribosomas para la síntesis de proteínas. Sin embargo, dos componentes clave las diferencian fundamentalmente de las células de los mamíferos.

  • La Pared Celular Rígida La característica más externa y distintiva de la célula fúngica es su pared celular rígida, una estructura que no se encuentra en las células de mamíferos. Su composición es notablemente diferente a la de las bacterias, ya que carece de peptidoglicano, ácidos teicoicos o lipopolisacáridos. Esta ausencia de peptidoglicano es la razón fundamental por la que los agentes antibacterianos, como la penicilina, son completamente ineficaces contra los hongos. En su lugar, la pared está formada por una matriz compleja de polisacáridos como mananos, glucanos y quitina. La quitina, un polímero de N-acetilglucosamina, confiere el soporte estructural principal, de manera análoga a la quitina en los caparazones de los cangrejos o a la celulosa en las plantas. En la superficie externa se encuentran las manoproteínas, antígenos potentes cuya variabilidad en la composición y los enlaces de sus cadenas laterales permite a los hongos generar una superficie celular compleja y adaptable para evadir la detección inmunitaria del huésped. Esta variabilidad antigénica también es una herramienta valiosa para la identificación serológica en el laboratorio. Además de su función estructural, estos carbohidratos de la pared celular desempeñan funciones celulares complejas, a menudo activando e inhibiendo simultáneamente diversas ramas de la respuesta inmunitaria del huésped.
  • La Membrana Celular con Ergosterol Aunque la membrana citoplasmática fúngica comparte una estructura básica con la de las células de mamíferos, existe una diferencia bioquímica crucial en su composición de esteroles. Mientras que el esterol dominante en las membranas celulares humanas es el colesterol, en los hongos es el ergosterol. Esta diferencia molecular es de máxima importancia clínica, ya que el ergosterol es el blanco principal de muchos de los fármacos antifúngicos más eficaces.

Estas particularidades estructurales definen la biología del hongo y dan lugar a las diversas formas morfológicas que pueden adoptar.

3. Morfología, Crecimiento y Plasticidad Fúngica

La diversidad morfológica es una de las características más notables del reino Fungi, abarcando desde organismos unicelulares como las levaduras hasta complejas estructuras filamentosas como los mohos. Estas distintas formas de crecimiento no son meramente descriptivas; son fundamentales para la identificación de especies en el laboratorio de microbiología y están intrínsecamente ligadas a los mecanismos de patogenicidad del hongo.

Característica

Levaduras

Mohos

Forma Celular

Organismos unicelulares de forma redonda u ovalada.

Estructuras multicelulares compuestas por filamentos tubulares llamados hifas.

Crecimiento

Se reproducen de forma asexual, principalmente por gemación.

Las hifas se extienden y entrelazan para formar una masa denominada micelio. Este se divide funcionalmente en micelio vegetativo, que penetra en el sustrato para absorber nutrientes, y micelio aéreo, que crece en la superficie.

Estructura

Células individuales.

Las hifas pueden ser septadas (con paredes transversales) o aseptadas (cenocíticas, sin divisiones).

Reproducción

Gemación de células hijas.

El micelio aéreo produce estructuras reproductivas como conidios o esporas. La morfología de estas estructuras es la base principal para la identificación de especies en el laboratorio.

Pseudohifas

Algunos hongos forman estructuras intermedias conocidas como pseudohifas. Se trata de células de levadura que, tras la gemación, permanecen elongadas y unidas extremo con extremo. Se distinguen de las hifas verdaderas porque presentan constricciones en los puntos de unión (similares a una yema) y sus paredes celulares son menos rígidas.

Dimorfismo

El dimorfismo es la capacidad que poseen ciertas especies fúngicas para alternar entre una forma de levadura y una de moho en respuesta a cambios en las condiciones ambientales. Esta plasticidad morfológica, ejemplificada por patógenos como Candida albicans, es a menudo crucial para la patogénesis, ya que las diferentes formas están mejor adaptadas para distintos microambientes dentro del huésped.

  • Dimorfismo Térmico: Un subgrupo distinto de patógenos son los hongos térmicamente dimórficos. Estas especies crecen como moho a temperatura ambiente (en su reservorio natural o en cultivo de laboratorio) y se convierten en levadura a 37°C, la temperatura corporal del huésped. Un ejemplo paradigmático es Histoplasma capsulatum.
  • Factor de Virulencia: Esta transición morfológica es reversible y se considera un factor de virulencia crítico. La forma de moho suele ser la fase infecciosa (a través de conidios), mientras que la forma de levadura es la que se adapta para sobrevivir y diseminarse dentro del huésped.

Estas características morfológicas y biológicas tan diversas han servido como base para establecer los distintos sistemas de clasificación fúngica.

4. Sistemas de Clasificación de los Hongos de Importancia Médica

Para organizar la gran diversidad de hongos, se han desarrollado múltiples enfoques de clasificación. Es fundamental distinguir entre la clasificación taxonómica, que se basa en la biología fundamental y las relaciones evolutivas de los organismos, y la clasificación médica, un sistema más pragmático orientado a la utilidad clínica y al comportamiento del hongo en el huésped humano.

Clasificación Taxonómica

Históricamente, la taxonomía fúngica se basaba en características morfológicas observables, como la presencia de septos en las hifas o la apariencia de las estructuras de reproducción sexual. Hoy en día, este enfoque se ha enriquecido y validado con métodos moleculares modernos, como la secuenciación de ácidos nucleicos y el análisis de proteínas, que permiten agrupar a los hongos según su parentesco genético. La mayoría de los géneros de importancia médica se encuentran en tres filos principales: Ascomycota, Basidiomycota y Zygomycota.

Clasificación Médica

Desde una perspectiva clínica, resulta más práctico agrupar los hongos según el tipo de tejido que infectan y la enfermedad que producen. Este sistema pragmático divide a los patógenos fúngicos en cuatro grandes grupos:

  • Hongos superficiales: Causan lesiones indolentes que se limitan a la piel y sus anexos (pelo y uñas). Un ejemplo clásico son las dermatofitosis, comúnmente conocidas como tiñas (ringworm y pie de atleta).
  • Patógenos subcutáneos: La infección se produce típicamente por una inoculación traumática a través de la piel, seguida de una diseminación local por los tejidos subcutáneos o el sistema linfático.
  • Hongos oportunistas: Son microorganismos presentes en el ambiente o como parte de la microbiota comensal que causan enfermedad principalmente en huéspedes con el sistema inmunitario debilitado o comprometido.
  • Patógenos sistémicos: Comprenden los hongos más virulentos, capaces de provocar enfermedades graves y progresivas incluso en individuos previamente sanos. Una característica distintiva es que estas especies no forman parte de la microbiota humana. Aunque pueden causar infecciones localizadas, su principal potencial es invadir órganos internos y diseminarse por todo el organismo.

Más allá de cualquier sistema de clasificación, es crucial recordar que la manifestación de una micosis no depende únicamente del hongo. En última instancia, la interacción entre el microorganismo y el sistema inmunitario del huésped es lo que define el curso y la gravedad de la enfermedad.

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